Hoy he llegado a la terrible conclusión de que en este mundo solamente existen dos tipos de personas: los tontos y los muy tontos. O, por lo menos, la gran proporción de éstos no me permiten ver lo contrario.
Pues bien, yo tengo el (dudoso) honor de conocer al tonto más grande del mundo, el TONTO con mayúsculas. En el país de los tontos, mi personaje en cuestión sería, indudablemente, el rey.
Toc, toc.; toc, toc. ¿Hay alguien?
Y no escribo la metáfora en vano, porque el tío realmente vive en un universo paralelo, un universo donde todo es rosa, el sol brilla y los pájaros cantan solo para él. Ficción y realidad se mezclan en su mente con una facilidad pasmosa. Alguien puede gritarle: “¡Macho, eres un mamón!” y él entender en perfecto castellano: “¡Cariño, eres un bombón!”.
Toc, toc; toc, toc. Parece que no hay nadie.
A veces puede resultar hasta gracioso, pero, generalmente, suele ser un jodido coñazo. Cuando te armas de valor y paciencia para explicarle por decimocuarta vez la misma mierda de todos los días y te encuentras con la misma expresión bobalicona, el mismo vacío cerebral y la misma asquerosa sonrisa de circunstancias, te cagas, con perdón, en todos sus muertos.
Toc, toc; toc, toc. Y de repente… pero no, no nos engañemos, nunca hay nadie.
Moody
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